Según Castrejón et al. (2013), “en el contexto del sistema musculoesquelético, la rigidez muscular hace referencia a la resistencia obtenida ante perturbaciones externas, condicionadas por mecanismos de adaptación muscular debido a los cambios en la demanda funcional (patológica o de entrenamiento)”. En el caso de personas que sufren dolor persistente de espalda ya hemos visto en anteriores entradas que es bastante habitual que existan ciertas adaptaciones en el comportamiento muscular, seguramente como mecanismo de protección. Hoy traemos un nuevo estudio que demuestra que otra de las posibles adaptaciones biomecánicas que pueden acontecer en esta población es un aumento en la stiffness o rigidez de los músculos de la espalda.
Rigidez muscular
Para la realización de este estudio contaron con la participación de 60 personas asintomáticas y 60 personas con dolor de espalda baja, a los que se les analizó la rigidez de los erectores espinales en reposo y de los multífidos lumbares en reposo y en contracción. La técnica de medición seleccionada fue la elastografía ultrasonográfica: “una técnica diagnóstica de imagen en tiempo real con capacidad para usar libremente el ultrasonido en la evaluación cuantitativa de la rigidez de los tejidos”.
Después de ajustar el género y el índice de masa corporal, se observó que, en comparación con personas asintomáticas, aquellas que tenían dolor de espalda presentaban un mayor valor en el módulo de corte (o módulo de rigidez) en las musculaturas analizadas cuando estas se encontraban en reposo. En concreto, la stiffness fue un 20% y un 10% mayor en los erectores espinales y los multífidos lumbares, respectivamente. Por su parte, el módulo de corte en los multífidos lumbares en contracción no mostró diferencias significativas entre los grupos estudiados.
En la siguiente tabla se recogen los valores, en kilopascales, del módulo de corte de los diferentes músculos en reposo y contracción en personas asintomáticas y con dolor.
Es importante resaltar que el grado de rigidez de las personas evaluadas no se correlacionó con ninguno de los resultados obtenidos en diferentes pruebas físicas: grados de movimiento en flexión, extensión e inclinación lateral; dolor con flexión, extensión e inclinación lateral; movimientos aberrantes en flexión; positivo en test de inestabilidad prona (“prone instability test”, PIT); dolor/positivo en test de activación de multífidos (“multífidus lift”, MLT); movilidad intervertebral y dolor ante presión manual.
Por el contrario, sí que se encontraron ciertas asociaciones entre los valores de rigidez muscular y algunas características de las personas evaluadas. Por ejemplo, el módulo de corte de los multífidos lumbares en contracción se relacionó con un menor índice de masa corporal, mayor nivel de actividad física y menos inhabilitación por dolor de espalda. También se encontró una asociación negativa entre la intensidad de dolor y la rigidez de los multífidos, tanto en reposo como en contracción. Por último, el empeoramiento del dolor tras una flexión de la espalda se asoció con un mayor módulo de corte en los erectores espinales.
En este estudio vemos que las personas con un dolor persistente en la zona lumbar presentan un tejido muscular caracterizado por una mayor resistencia al cambio, entendido este como la “cantidad de desplazamiento del mismo o deformidad en respuesta a la aplicación de una carga externa”. Como ya se ha demostrado, los valores de rigidez se correlacionan bastante con la actividad electromiográfica; por lo que estos resultados irían en la línea de los de otras investigaciones anteriores que mostraron que las personas con dolor lumbar presentan una mayor actividad muscular y que son menos capaces de relajar ciertas musculaturas.
Estos datos deben tenerse en cuenta a la hora de trabajar con personas con este tipo de dolor, ya que la distensibilidad y elasticidad de los componentes estructurales del músculo permiten (Castrejón et al., 2013):
- Mantener al músculo en adecuada disposición para la contracción, asegurando que la tensión muscular sea producida y transmitida suavemente
- Asegurar que los elementos contráctiles vuelvan a sus posiciones originales (de reposo) cuando cesa la contracción
- Prevenir el sobreestiramiento pasivo de los elementos contráctiles cuando éstos están relajados, reduciendo así el riesgo de lesión
- Absorber la energía proporcional a la tasa de aplicación de fuerza y disipar la energía de manera dependiente al tiempo debido a la propiedad viscosa de los componentes elásticos en serie y en paralelo.
Preguntas frecuentes sobre rigidez muscular
¿Qué provoca la rigidez muscular?
La rigidez muscular puede ser causada por diversas razones, entre las cuales se incluyen:
- Lesiones musculares: Las lesiones en los músculos, como los desgarros musculares o las distensiones, pueden causar rigidez y limitar el movimiento en la zona afectada.
- Sobreesfuerzo o ejercicio intenso: La práctica excesiva de ejercicio físico o la realización de actividades intensas pueden ocasionar rigidez muscular, especialmente si los músculos no se calientan adecuadamente antes del ejercicio o si no se realiza un adecuado estiramiento y enfriamiento después del esfuerzo.
- Postura incorrecta: Mantener una postura inadecuada durante períodos prolongados puede provocar rigidez muscular, especialmente en el cuello, la espalda y los hombros.
- Estrés y tensión emocional: El estrés y la tensión emocional pueden generar tensión muscular y rigidez en diferentes partes del cuerpo, como los hombros y el cuello.
- Enfermedades musculares: Algunas enfermedades musculares, como la fibromialgia, la miositis o la distrofia muscular, pueden causar rigidez y dolor muscular crónico.
- Condiciones médicas: Algunas condiciones médicas, como la artritis, pueden afectar las articulaciones y los músculos, causando rigidez y limitación en el movimiento.
Es importante tener en cuenta que la rigidez muscular puede ser un síntoma de diferentes condiciones y que cada individuo puede experimentarla de manera diferente. Si la rigidez muscular persiste, empeora o se acompaña de otros síntomas preocupantes, es recomendable consultar a un profesional de la salud para obtener un diagnóstico adecuado y recibir el tratamiento adecuado según la causa subyacente.
¿Cómo se quita la rigidez muscular?
- Aplicar calor: Aplica una compresa caliente o toma un baño caliente para relajar los músculos y mejorar la circulación sanguínea en la zona afectada. El calor ayuda a reducir la rigidez muscular y aliviar el dolor.
- Realizar estiramientos suaves: Realiza estiramientos suaves y lentos en los músculos afectados para ayudar a relajarlos y mejorar la flexibilidad. Asegúrate de hacerlo de manera gradual y sin forzar los músculos.
- Masajear la zona: Aplica un masaje suave en los músculos rígidos utilizando movimientos circulares o de amasamiento. Esto ayuda a liberar la tensión y mejorar la circulación en la zona.
- Utilizar técnicas de relajación: Practica técnicas de relajación, como la respiración profunda, la meditación o el yoga, para reducir la tensión muscular y promover la relajación general del cuerpo.
- Aplicar frío: Si la rigidez muscular está acompañada de inflamación o dolor agudo, puedes aplicar hielo envuelto en una toalla fina sobre la zona durante 15-20 minutos. El frío ayuda a reducir la inflamación y el dolor.
- Realizar actividad física suave: Realiza actividades físicas de bajo impacto, como caminar o nadar, para promover el flujo sanguíneo y el movimiento en los músculos. Evita actividades intensas que puedan empeorar la rigidez muscular.
- Descansar adecuadamente: Asegúrate de tener un descanso adecuado para permitir que los músculos se recuperen. Duerme lo suficiente y utiliza una postura cómoda y adecuada para dormir.
¿Qué enfermedad causa rigidez?
- Artritis reumatoide: Es una enfermedad autoinmune que causa inflamación crónica en las articulaciones, lo que puede provocar rigidez, dolor y dificultad en el movimiento.
- Espondilitis anquilosante: Es una forma de artritis que afecta principalmente la columna vertebral, causando rigidez y dolor en la espalda, cuello y caderas. La rigidez suele ser más intensa por la mañana o después de períodos de inactividad.
- Fibromialgia: Es un trastorno crónico caracterizado por dolor generalizado en los músculos y tejidos blandos, acompañado de fatiga, problemas de sueño y rigidez muscular.
- Distrofia muscular: Es un grupo de enfermedades genéticas que debilitan y degeneran gradualmente los músculos. En etapas avanzadas, la rigidez muscular puede ser un síntoma común.
- Enfermedad de Parkinson: Es un trastorno neurológico que afecta el sistema nervioso central y se caracteriza por rigidez muscular, temblores y dificultades en la coordinación y el movimiento.
- Esclerosis múltiple: Es una enfermedad autoinmune que afecta el sistema nervioso central. Puede causar rigidez muscular, espasticidad y dificultades en la coordinación y el movimiento.
Estas son solo algunas de las enfermedades que pueden causar rigidez, y cada una tiene sus propias características y síntomas adicionales. Si experimentas rigidez persistente o preocupante, es importante consultar a un médico para obtener un diagnóstico adecuado y recibir el tratamiento adecuado según la causa subyacente.
¿Qué músculos se tensan con el estrés?
El estrés puede causar tensión muscular en diferentes partes del cuerpo. Algunos de los músculos que tienden a tensarse con el estrés incluyen:
- Músculos del cuello y los hombros: El estrés puede provocar tensión en los músculos del cuello y los hombros, lo que a menudo se manifiesta como dolor o rigidez en esta área. Los músculos afectados pueden incluir los trapecios, el músculo esternocleidomastoideo y los músculos del hombro.
- Músculos de la mandíbula: El estrés puede llevar a apretar o rechinar los dientes, lo que ejerce presión sobre los músculos de la mandíbula. Esto puede resultar en una tensión muscular conocida como bruxismo, que puede causar dolor facial y mandibular.
- Músculos de la espalda: El estrés crónico puede afectar los músculos de la espalda, causando tensión y dolor en esta área. Los músculos lumbares, los músculos paravertebrales y los músculos del área dorsal pueden verse afectados.
- Músculos del abdomen: La tensión emocional asociada al estrés puede llevar a una contracción involuntaria de los músculos abdominales, lo que puede generar malestar o dolor en esta zona.
- Músculos de las extremidades: El estrés también puede causar tensión en los músculos de las extremidades, como los músculos de los brazos y las piernas. Esto puede manifestarse como sensación de tensión, rigidez o debilidad muscular.