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Obsesión por la rotación interna

Nuestro cuerpo parece diseñado para tener una mayor capacidad hacia la rotación interna que la externa, probablemente por la necesidad que hemos tenido como especie de poder cazar, y que hemos conseguido gracias a habilidades como el lanzamiento. Existe una predilección normal por la rotación interna que ha hecho que haya una ratio de fuerza de 0,7 entre rotadores externos y rotadores internos. Pero algunas tareas repetitivas y algunas formas de entrenar que no son equilibradas han llevado a muchos hombros a sufrir un desequilibrio en favor de la rotación interna tanto a nivel de fuerza como de movilidad, convirtiéndose en una obsesión.

Son ejemplo habitual de esta alteración culturistas y nadadores, pero también podemos ver muchas personas relativamente sedentarias que trabajan muchas horas al ordenador y que no realizan ningún movimiento en su día a día hacia rotación externa glenohumeral habiéndose reducido su mapa motor drásticamente. Los lanzadores son casos especiales y que huyen de esta lógica como hemos visto en el capítulo anterior, ya que a pesar de tener ese desequilibrio a nivel de fuerza en favor de los rotadores internos, existe una limitación de movilidad hacia la rotación interna por el excesivo acortamiento de los rotadores externos (DRIG). 

La falta de rotación externa glenohumeral puede favorecer la aparición de síndrome subacromial, y desajustes en la movilidad accesoria que pueden conllevar microinestabilidad. Además el dolor en la cara anterior puede ser frecuente debido a la reducción del “cuartito del subescapular” (distancia coracohumeral).

En la ITV del hombro observaremos normalmente debilidad de los rotadores externos y fuertes los rotadores internos; y en cuanto a movilidad, hipermovilidad hacia rotación interna e hipomovilidad hacia rotación externa, de forma que puede estar incluso alterada la posición de reposo de la cabeza humeral en la fosa glenoidea, con una rotación interna que podemos observar especialmente a nivel del codo con una orientación del olécranon hacia fuera, en vez de mirar hacia atrás como es lo habitual en una posición relajada en  bipedestación.

Las líneas de trabajo básicas con estos hombros serán la mejora de la tolerancia al estiramiento de los rotadores internos y la mejora de la fuerza de los rotadores externos glenohumerales. En caso de personas que realicen por su actividad muchas rotaciones internas, diseñaremos tareas compensatorias aunque nos alejemos en ellas de la especificidad.

Una cosa es predilección por un movimiento, pero otra que un hombro esté anclado en una posición que no es la óptima o que haya perdido la funcionalidad hacia el movimiento contrario, la rotación externa. Ya no hablamos de predilección, eso es obsesión, y la obsesión no es buena compañera de viaje.

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