No digo nada nuevo si digo que la falta de sueño empeora el funcionamiento de nuestro organismo. Esto ocurre a todos los niveles, ya miremos niveles hormonales ya lo hagamos con el estado de ánimo.
Una de las cosas que sabemos que ocurren cuando el sueño, en cantidad o calidad, no es el suficiente es que aumentan las probabilidades de que tengamos dolor o de que el dolor que ya teníamos sea de mayor intensidad.
Pero ¿qué mecanismos fisiológicos explican esta relación sueño-dolor?
Ya vimos en una entrada anterior que las alteraciones agudas o persistentes de sueño presentan una fuerte relación con un sistema inmune cuyo funcionamiento no es el adecuado. Esto podría explicar, al menos en parte, que un sueño deficitario aumente nuestra sensibilidad al dolor. Sin embargo, si queremos comprender mejor esta relación, la complejidad del dolor nos obliga a analizar más variables.
Esa es mi intención con esta entrada: conocer un poco más sobre el porqué de la relación entre falta de sueño y aumento de dolor, y de ahí empezar a buscar estrategias lógicas para combatirla. En ella aparecen algunas sustancias, como la adenosina y la dopamina, que quizá os resulten familiares. También la muy querida por muchas: la cafeína…
Adenosina
Empecemos por el principio, ¿qué es la adenosina?
Es un neuromodulador que suele ser conocido porque favorece el sueño. Aunque también regula otras funciones como la respuesta inmune, el metabolismo energético y, como veremos, la nocicepción. Con respecto a su rol en el sueño. Desde que nos levantamos se va acumulando (por desfosforilación de sus precursores: ATP, ADP Y AMP) en diferentes regiones cerebrales y va ejerciendo “presión” a las áreas responsables de inducir sueño. Para realizar sus funciones se une a dif receptores (A1, A2A, A2B y A3). La cafeína es un antagonista de estos, por eso nos mantiene despiertos.
¿Y la dopamina?
Es un neurotransmisor que controla nuestros comportamientos, tales como el movimiento voluntario, la búsqueda de recompensa o la detección de elementos relevantes en el entorno. Pero además de esto, está involucrado en el dolor y es uno de los principales agentes de nuestro organismo que favorece la vigilia. De hecho, las drogas que incrementan tono dopaminérgico (como las anfetaminas) son los agentes farmacológicos más potentes para evitar sueño.
A mayor necesidad de dormir, mayor la sensibilidad al dolor
En un estudio la privación de fase REM de sueño durante 24 h redujo el umbral de dolor. Se demostró que estos efectos pronociceptivos por falta de REM dependían de un incremento en la actividad de los receptores A2A y un descenso en la actividad de los receptores de dopamina D2 en el núcleo accumbens (NAc).
Los agonistas de A2A favorecían sueño y pronocicepción, mientras que sus antagonistas promovían vigilia y prevenían hipersensibilidad tras privación de sueño. Los agonistas de D2 reducían sueño y prevenían pronocicepción; los antagonistas aumentaban sueño sin efecto en umbral dolor.
El descenso en la actividad de D2 puede deberse a:
1) Una reducción de dopamina. Los niveles son altos en REM, se esperan bajos niveles cuando se priva de REM. La actividad de la tirosina hidroxilasa se reduce cuando falta REM.
2) Menor expresión de receptores D2. Se ha demostrado que la privación de sueño reduce expresión de D2 en NAc. Curioso que la adenosina, vía A2A, reduce la disponibilidad en membrana para D2, mientras que la cafeína la incrementa.
En otro estudio la privación de sueño provocó un aumento en la sensibilidad (mayor dolor) ante estímulos mecánicos, térmicos y químicos. Ni la administración de ibuprofeno ni de morfina tuvo un efecto positivo significativo. Se observó que los efectos de la morfina eran mucho menores que un estado de descanso normal.
Lo que sí mejoró el estado de hipersensibilidad provocado por la falta de sueño, además de favorecer estado de alerta, fue la cafeína y de modafinilo (promueve transmisión dopaminérgica). Por supuesto, también lo hizo un aumento en horas de sueño.
Reduce necesidad de dormir, reduce la sensibilidad al dolor
Es interesante observar que ni la cafeína ni el modafinilo modificaron la sensibilidad al dolor cuando el sueño no estaba alterado. “Esto indica que la reducción de la hiperalgesia no se debe a ninguna propiedad analgésica de estos componentes”. Los autores arguyen que podría deberse a que ambos componentes, por una vía u otra, facilitan la transmisión de dopamina. Es plausible. Esta está reducida en estados de privación de sueño y esta reducción se asocia con mayor dolor y estados de dolor persistente.