¿Sabías que hay muchas señales fuera de las comunes (incontinencia urinaria, anorgasmia, dolor pélvico…) que nos alertan de que podemos tener un suelo pélvico debilitado?
- El tener unos pies planos
- Tener las rodillas en valgo
- Distensión de la zona abdominal inferior
- Dolor de espalda
- Desalineación postural
Estos síntomas pueden ser resultado y/o causa de:
- VISCEROPTOSIS: Desprendimiento de las vísceras debido a la flacidez de los ligamentos mesentéricos y peritoneales (no muy común, sólo en algunos casos tras el embarazo)
- SOBRECARGA del glúteo mayor, teniendo que focalizarse sólo en la estabilización de la pelvis (aunque sabemos que es un gran estabilizador) y dejando atrás su acción extensora de la pelvis.
- LAS RODILLAS EN VALGO y PIES PLANOS: Como resultado de la sobrecarga de los rotadores externos, teniendo que cambiar su rol principal de rotadores de cadera (priamidal principalmente) por asistir o ayudar a los glúteos. Esta sobrecarga puede venir también propiciada por alguna lesión, intervención y/o el momento del parto y su proximidad con el nervio ciático puede causar muchos problemas.
Por lo tanto cuando detectamos estas necesidades en nuestros clientes y alumnos y no estemos trabajando con ellos el suelo pélvico, hemos de plantearnos si puede ser esta la zona a trabajar. Desde la profesionalidad, como entrenadores personales, hemos de incluir en las Entrevistas Iniciales preguntas al respecto del Suelo Pélvico y asegurarnos que nuestras alumnas no tienen problemas al respecto, ya que hay estudios como el del Dr Jones, 2012 nos dicen que del 84% de mujeres cuestionadas en la exploración tenían problemas de incontinencia urinaria asistiendo menos del 40% a pedir ayuda a su ginecólogo o fisioterapeuta especializado debido al pudor que le proporcionaba el tema.
¿Qué? ¿Os animáis?