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Relación entre el riesgo de lesión y el rendimiento en 3RM de peso muerto, RSA y sprint

Desde hace algunos años, se han venido publicando ciertos artículos que han mostrado una fuerte relación entre la carga de entrenamiento y la probabilidad de lesión. Es por ello que, a fin de realizar progresiones o regresiones en el momento oportuno y reducir la incidencia de lesiones, cada vez  son más los entrenadores y preparadores físicos que monitorizan las cargas de entrenamiento.

Hoy traemos un artículo (Malone S y col. 2018) que no solo vuelve a mostrar la importancia de monitorizar para utilizar cargas moderadas y realizar progresiones adecuadas, además muestra la necesidad de un buen nivel de acondicionamiento físico para incrementar la tolerancia a las cargas de entrenamiento y reducir las probabilidades de lesión.

«Can the workload–injury relationship be moderated by improved strength, speed and repeated-sprint qualities?»

Participantes: Durante 2 temporadas, se monitorizaron cargas de entrenamiento y lesiones de 40 jugadores amateur de hurling (edad: 26.2 ± 4.4, altura = 182.2 ± 7.1 cm, peso = 81.3 ± 3.7) con una experiencia media de 5 años (entre 1 y 12 años)

Lesiones: Se consideró lesión cuando les impedía completar entrenamiento o competición y les impedía participar en el deporte durante al menos 24h. Se clasificaron en lesiones de baja severidad (1-3 sesiones de entrenamiento perdidas), moderadas (1-2 semanas de baja) o muy severas (3 o más semanas sin poder entrenar). Además, se categorizaron en función del tipo de lesión, la parte del cuerpo lesionada y el mecanismo de lesión.

Sesiones de entrenamiento: 

Se registraron 241 sesiones de entrenamiento, tanto en campo como en el gimnasio, durante un periodo de dos años. Cada jugador participó en 2 o 3 sesiones de entrenamiento de campo en función de la semana de la temporada. Durante la pretemporada, las sesiones de entrenamiento tenían elementos de trabajo físico específico por posición, además de elementos técnicos y tácticos. A medida que avanzaba la temporada se enfocaba hacia un mayor trabajo técnico y táctico. Esto dio como resultado una reducción de elementos específicamente físicos. Dependiendo de la fase de la temporada, las sesiones de entrenamiento de campo se complementaron con 1-2 sesiones a la semana de entrenamiento de fuerza en el gimnasio. La duración de las sesiones de entrenamiento en campo fue de entre 60 y 110 minutos, dependiendo de los objetivos de la sesión. La sesión típica de gimnasio fue de 60-80 minutos con ejercicios de la parte superior e inferior del cuerpo.

La intensidad de todas las sesiones de entrenamiento (incluyendo sesiones de rehabilitación) y las competiciones se estimaron usando la escala de esfuerzo percibido (RPE) “Borg CR-10 modificada”, con valores de cada jugador obtenidos inmediatamente después de la finalización de cada sesión de entrenamiento y partido. A cada jugador se les explicó la escala antes del inicio de la temporada y se les pidió a los jugadores que informaran su RPE de cada sesión de manera confidencial, sin conocimiento de los valores de otros jugadores. La RPE se multiplicó por la duración de la sesión (min), derivando en una RPE por sesión en unidades arbitrarias (AU).

Previamente, se ha demostrado que el RPE de sesión (s-RPE) es un método válido para estimar la intensidad del ejercicio.

La recolección de s-RPE también permitió la cuantificación de las siguientes medidas de carga de entrenamiento, 1 semana con respecto a 4 semanas, ratio agudo:crónico (ACWR; 1 semana: 4 semanas) y cambio absoluto en la carga de trabajo (de la semana previa a la actual).

El ciclo semanal de carga de entrenamiento se definió de domingo a domingo, lo que permitió que los eventos de partido se calcularan dentro de una semana de carga de entrenamiento.

Las cualidades físicas de los jugadores fueron evaluadas por preparadores físicos durante cada fase de cada temporada en un período de pruebas de dos días con 24 horas entre ellos.. Específicamente se evaluó la fuerza máxima de la parte inferior del cuerpo (3RM peso muerto en Trapbar), la velocidad linear máxima en 5, 10 y 20 m y la habilidad para realizar sprints repetidos (RSA. 6x35m con 10 s recuperación pasiva. Tiempo en RSA=RSAt)

Resultados: 

Durante las dos temporadas se dieron un total de 93 lesiones. Las lesiones mas comunes fueron en el muslo (35%), la rodilla (11%) y el tobillo (17%). Las lesiones en pelvis/ingle fueron del 14%.

Se demostró que cargas semanales moderadas entre ≥ 1400 AU y ≤ 1900 AU protegen a los jugadores durante la pretemporada (OR: 0.44, IC 95%: 0.18 – 0.66) y los períodos de temporada (OR: 0.59, IC 95%: 0.37 – 0.82) en comparación carga semanal bajas de ≤ 1200 AU. Hubo tendencias consistentes de que las cargas moderadas ofrecen menores probabilidades de lesión en 2 semanas, 3 semanas y 4 semanas a lo largo de las fases de pretemporada y temporada.

Se mostró que grandes cambios semanales absolutos en la carga (≥1000 AU) aumentan las probabilidades de lesión en comparación con cambios semanales más pequeños en la carga durante las fases de pretemporada (OR: 5.58, IC 95%: 3.19 – 7.32) y en la temporada (OR: 4.98, IC 95%: 2.33 – 5.36).

Se demostró que un ratio agudo:crónico (ACWR) entre 0.90 y 1.30 ofrece efectos protectores, con una relación que explica el 60% de la varianza asociada con la probabilidad de una lesión posterior.

Cuando se consideró la fuerza relativa independiente de otros factores, los jugadores que tenían una mayor fuerza relativa tenían menos riesgo de lesión en comparación con los jugadores con menor fuerza relativa (Figura 1A).

 

Figura 1A

 

 

Cuando se evaluó la fuerza como moderador en el riesgo de lesión a una carga de trabajo semanal dada (≥ 1750 AU), se observó que los atletas más fuertes fueron más capaces de tolerar la carga de trabajo dada  con un riesgo de lesión menor (Tabla 1).

Tabla 1. Fuerza relativa del cuerpo inferior (Kg · Kg-1) como factor de riesgo de lesiones para valores superiores de entrenamiento y carga del juego. Los datos se presentaron como OR (IC 95%) en comparación con un grupo de referencia.

 

Los atletas más fuertes también fueron más capaces de tolerar cambios mayores semana a semana (> 550 UA a 1000 UA) en la carga de trabajo que los atletas más débiles (OR = 2.54 – 4.52). Cuando se consideró la fuerza y un ACWR determinado, se demostró que los atletas más fuertes toleran mejor los picos en la carga de trabajo los atletas más débiles (OR: 1,33 – 5,10).

Los atletas más rápidos en 5, 10 y 20 m tenían un menor riesgo de lesión que los atletas más lentos (Figura 1B). Cuando las cualidades de velocidad se consideraron como moderador de una carga de trabajo semanal determinada (≥ 1750 AU), los atletas que fueron más lentos en 5 m (OR: 3,11, IC del 95%: 2,33 – 3,87), 10 m (OR: 3,45, 95 % CI: 2,11 – 4,13) y 20 m (OR: 3,12; IC del 95%: 2,11 – 4,13) presentaron un mayor riesgo de lesión en comparación con el grupo de referencia de atletas más rápidos.

 

Figura 1B

 

Además, los atletas mas lentos en 5 m (OR: 3,98; IC del 95%: 2,34 a 4,55), 10 m (OR: 2,78; IC del 95%: 1,32 -3,14) y 20 m (OR: 4,55; IC del 95%: 2,12 – 4.98) tuvieron un aumento en el riesgo de lesión cuando el ACWR semanal era ≥ 1.25 (Tabla 2).

 

Tabla 2. Velocidad de 5, 10 y 20 m como factor de riesgo de lesiones por encima de ciertos valores de entrenamiento y carga del juego. Los datos se presentaron como OR (95% CI) cuando se compara con un grupo de referencia.

 

Cuando se consideró independientemente de todas las demás variables, los atletas con mejor tiempo en RSA, tuvieron menor riesgo que los jugadores mas lentos, (Figura 1C). Cuando RSAt se consideró como un moderador del riesgo de lesión para una carga de trabajo determinada (≥ 1750 AU), los atletas con mejor RSAt tenían menor riesgo que los jugadores con RSAt más lento (OR: 5,55, 95%: 3,98 – 7,94). En comparación con los atletas con mejor RSAt (OR = 2.54 – 6.52), los atletas con peor RSA presentaron mayores probabilidades de lesión y no pudieron tolerar grandes cambios de semana a semana (> 550 UA a 1000 UA) en la carga de trabajo. Con similares tendencias observadas para un ACWR dado.

 

Figura 1C

 

Conclusiones:

Estos resultados muestran una relación entre el riesgo de lesión y el rendimiento en 3RM de peso muerto, RSA y sprint. Los autores observaron que, en comparación con jugadores con peor rendimiento, aquellos con mayor fuerza, velocidad más alta y mejor tiempo en RSA tuvieron una mejor tolerancia a cargas de trabajo altas y un menor riesgo de lesión.

Los entrenadores deben tener en cuenta estos hallazgos y diseñar tareas de entrenamiento que busquen la mejora de estas cualidades, de esta manera no solo mejoraran el rendimiento, sino que también reducirán el riesgo de lesión.

  • Dado que la investigación actual se realizó en jugadores amateur (2-3 días de entrenamiento por semana), estos hallazgos probablemente sean relevantes para entrenadores y practicantes de atletas de sub-élite.

Link al artículo: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1440244018300288

 

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