Hola a todos!
Cada día existe una mayor oferta en cuanto a medios para el entrenamiento en el mercado deportivo. Sin duda, una de las áreas que más se ha desarrollado en los últimos años es la de los medios de entrenamiento que nos aportan inestabilidad. Materiales como el Fitball, BOSU, Core Board, etc. están siendo aplicados cada día más en los centros e instalaciones deportivas, apoyados en una serie de supuestos beneficios (algunos indudables) que nos aportan.
Mi pregunta es…¿los utilizamos correctamente?
Desde luego, bajo mi humilde opinión, en la mayoría de los casos, y para el objetivo de la mayoría de clientes que acuden a las grandes instalaciones deportivas, es mucho mejor utilizar este tipo de materiales que las máquinas guiadas que suelen tener muy poca utilidad para conseguir los objetivos que nos planteamos. Sin embargo, para sacarles máximo rendimiento hay que plantearse lo siguiente:
Un medio de entrenamiento solo es bueno si sabemos, cómo, cuando y para qué utilizarlo…
Por ejemplo, realizar sentadillas sobre un BOSU si nuestro objetivo es la mejora de la potencia del tren inferior o realizar lanzamientos a canasta sobre superficie inestable durante el aprendizaje de una habilidad fina como el lanzamiento puede tener poco sentido, salvo en momentos puntuales de nuestra planificación deportiva (no es medio más adecuado para mejoras de fuerza rápida y deforma en cierta medida la técnica deportiva). Sin embargo, puede ser muy útil para un programa de rehabilitación o recuperación funcional de una lesión (mejoras propioceptivas) o para un entrenamiento donde el objetivo sea la pérdida de peso (implicación de mucha musculatura para estabilizar y consecuente aumento del metabolismo).
En general, yo recomiendo el uso de materiales inestables en los siguientes casos:
– Cuando el control postural, los rangos de movimiento y la ejecución técnica correcta no se vean perjudicados por la utilización de materiales inestables.
– Cuando no busquemos mejoras en niveles de potencia o fuerza rápida en nuestros ejercicios sino mejoras de coordinación intermuscular, programas de fuerza-resistencia, propiocepción, readaptación al ejercicio tras lesión, variaciones en gestos motrices muy controlados, etc.
– Cuando no estemos en la fase de aprendizaje de un nuevo movimiento o ejercicio y lo controlemos perfectamente.
En definitiva y como norma general solemos decir que «no debemos aplicar inestabilidad sobre una persona ya de por si inestable»… es decir, primero hazlo bien en superficie estable y poco a poco ya introduciremos inestabilidad para producir mejoras específicas según nos interesen en ciertas fases del entrenamiento.
Sobre esto ha discutido la Sociedad Canadiense de Fisiología del Ejercicio en un artículo que aclara en cierta medida cómo debemos usar este material según el objetivo y el cliente. Os dejo el enlace porque es interesante y apoya en cierta medida mi idea. http://goo.gl/ro4Hg
En definitiva, existen materiales y formas de entrenamiento más útiles para unos objetivos que para otros y debemos saber cómo y cuando utilizar cada medio para sacarle el máximo rendimiento al tiempo empleado en nuestra preparación deportiva.
Un saludo