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La música como herramienta de tratamiento

Como tratamiento coadyuvante la música tiene grandes ventajas, entre ellas: ser barato, no ser invasivo y tener pocos riesgos asociados. Pero, ¿qué efectos tiene? ¿realmente ayuda a reducir el dolor?

Pues parece que así podría ser. Son diferentes los estudios que mostraron que la música puede provocar un efecto analgésico. Que cuando a personas sin dolor, con dolor agudo y con dolor persistente se les aplica un estimulo nocivo, la respuesta dolorosa es menor cuando estas están escuchando música. Incluso ya existe un metanálisis publicado que mostró que la intensidad de dolor en presencia de música (vs mismo tratamiento sin ella) puede ser de 1.13 puntos menos en una escala visual de 0 a 10.

¿Cuáles son los mecanismos que explican este efecto analgésico?

Los efectos analgésicos de la música podrían explicarse por su influencia en aspectos cognitivos relevantes en la percepción de dolor como puede ser la atención. Con ella, conseguimos distraer a la mente y dirigir la atención hacia aspectos no relacionados con el dolor, lo que hace que aumente el umbral doloroso. Otra explicación podría derivar de los efectos que tiene la música sobre la emociones. Por ejemplo, en el aumento de la excitación y del placer, así como en la reducción de la ansiedad. Lo cierto es que ya sabemos que escuchar música que nos gusta puede provocar cambios en la actividad neural acontecida tras la aplicación de un estímulo nocivo. Y es que se demostrado que la música  placentera provoca, entre otras cosas, una estimulación diferente en el sistema límbico y en el sistema de modulación descendente del dolor, así como una liberación de dopamina. Además, se ha mostrado que la administración de antagonistas de opioides puede atenuar los efectos positivos de la música sobre el dolor, lo que sugiere que la analgesia que provoca la música está, al menos en parte, relacionada con los sistemas dopaminérgicos y opioides. 

Hasta ahora hemos visto que la música puede reducir el dolor percibido y los mecanismos que podrían explicar este hecho, pero lo cierto es que no todos los estudios han mostrado los mismos resultados y que existe una alto grado de inconsistencia en los datos reportados por los mismos. Esto puede deberse a las diferencias metodológicas encontradas en ellos. A continuación se comentan algunas variables que podrían determinar los efectos de la música sobre el dolor:

  • Tipo de música. Aunque es cierto que los resultados obtenidos en el metanálisis comentando sugieren que el tipo de música no es relevante y que la música provoca un efecto analgésico per se, también lo es que estudios con diferentes conclusiones utilizaron músicas distintas. Quizá sea un factor importante, quizá no…se necesitan más estudios para poder dilucidar esta cuestión.
  • Autonomía. ¿Quién elige la música? ¿el investigador o el investigado? Hay publicados estudios que llevaron a cabo ambos procesos de selección de la música y parece que los efectos son mayores cuando son los propios sujetos experimentales los que la eligen en base a sus preferencias. Esto hace posible que la reducción de dolor pueda explicarse también por el mero hecho de escuchar algo que resulta familiar y por los sentimientos que genera en una persona una música determinada (ej. recuerdos, significado…). Además, parece que cuando se escucha música preferida y/o autoseleccionada crecen las expectativas en torno a la reducción de dolor, y ya sabemos que las expectativas son muy determinantes en las respuestas dolorosas. 
  • Contexto. En un estudio publicado hace unos años se encontró la misma reducción de dolor con música que con sonidos naturales. Otros estudios mostraron que aspectos como las creencias, expectativas, información que se le da al paciente y el entorno en el que se aplica un tratamiento modulan los efectos de este. Esto sugiere que quizá no sea la música como tal (sus características: tempo, estructura…), sino el contexto que generamos, lo que está detrás de estos efectos. 

A modo de conclusión, podríamos decir que si bien son necesarios más estudios que lo investiguen (ej. relación entre características de la música y analgesia, efectos sobre dopamina y opioides…) parece que la utilización de música puede ayudarnos a reducir la intensidad de dolor percibido, más si son las propias personas que reciben el tratamiento las que la eligen. 

Toda esta información ha sido extraída del artículo: “Music-induced analgesia: how does music relieve pain?” que puedes consultar en el siguiente enlace: https://journals.lww.com/pain/Citation/2019/05000/Music_induced_analgesia__how_does_music_relieve.2.aspx 

 

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