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La articulación centrada

Hola a todos!

A lo largo de mi experiencia como entrenador, y más concretamente, desde que me dedico a trabajar con personas con diferentes patologías, me he ido dando cuenta de la importancia de determinados aspectos que poco a poco se han ido convirtiendo en básicos y que nos aseguran un correcto funcionamiento del aparato locomotor. Y hoy me gustaría hablar de uno en concreto: la importancia de una articulación centrada.

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El cuerpo es como un engranaje, en el que encontramos diferentes eslabones que se coordinan para producir o desarrollar una función concreta. Si todos los eslabones trabajan correctamente, el engranaje funcionará a la perfección. Pero si uno o varios de los eslabones fallan, todo el sistema se ve comprometido, con el consiguiente cambio en el resultado de la función. Para que esto no ocurra y por tanto, compensar la acción, el organismo corrige este déficit por sobresolicitación de otros eslabones propios o ajenos al engranaje.

 

¿Cómo afecta esto al movimiento?

A nivel del aparato locomotor, es muy frecuente ver cómo ese engranaje falla. A menudo, encontramos disfunciones o alteraciones que ponen en riesgo determinadas estructuras. Las articulaciones, como elemento fundamental en el aparato locomotor, tienen un papel muy importante dentro del mencionado engranaje. Una articulación es la unión de dos o más estructuras óseas, y que dependiendo de la estructura y de cómo sea el tipo de unión entre ellas, permiten diferentes movimientos (incluso las articulaciones fijas permiten determinados micromovimientos). Sin la ayuda de otros elementos, estas articulaciones no podrían permanecer unidas ni desarrollar función o movimiento alguno. Por lo tanto, cartílagos, líquido sinovial, ligamentos, tendones, músculos, meniscos, etc. son partes fundamentales para permitir un correcto funcionamiento del complejo articular.

De esta forma es fácil entender que cuando alguna de las estructuras que componen una articulación no funciona correctamente, o se encuentra dañada, es posible que surja un disconfort o alteración en el movimiento que puede derivar en lesión. Todos los elementos integrantes de dicha estructura deberían estar en perfecto estado, y realizando su función correctamente.

Dentro de estos elementos, encontramos algunos que realizan funciones pasivas, como son los ligamentos, cartílagos y cápsula, y otros que realizan funciones activas, como los músculos. Los elementos activos (acción del sistema nervioso sobre los músculos), generan fuerzas de tracción sobre las estructuras que producen movimiento externo visible a nuestros ojos. Es por ello que la posición de las estructuras que forman una articulación es clave en la capacidad de producir movimiento de forma segura y efectiva, como veremos más adelante. Así, cuando una articulación está en una posición óptima para realizar su función correctamente, decimos que está en una posición neutra o centrada.

Generalmente, la manera más efectiva y segura de transmitir fuerzas se produce cuando existe el máximo contacto óseo entre los dos huesos que forman la articulación. Es por ello que hablamos de articulaciones centradas. Los músculos (elementos activos) que actúan sobre una articulación centrada están en una longitud óptima para poder ejercer fuerzas de manera coordinada sobre la estructura. Por ejemplo, si cada vértebra está en una posición relativa neutra en relación a sus vecinas de arriba y abajo (no flexionada, extendida, rotada o inclinada) podemos decir que la columna está en una “postura” adecuada para la mayoría de sus funciones, en especial, para soportar cargas verticales.

Para entender bien el concepto de articulación centrada, así como la importancia de los elementos activos que actúan sobre la articulación, voy a ayudarme de un ejemplo.

En primer lugar, vamos a seleccionar una articulación, en este caso el hombro. Como hemos explicado antes, estas estructuras óseas están controladas por músculos que ejercen fuerza sobre ellas. Estas fuerzas, generalmente actúan por pares (flechas verdes), por lo que encontramos músculos que realizan la acción opuesta. En una situación normal, estas fuerzas están equilibradas, ya que si no se producen descompensaciones como consecuencia de la debilidad de unos músculos y el exceso de tensión en los opuestos.

 

Hombro bien centrado fidias

 

El cuerpo es inteligente, y se adapta constantemente al medio y a los estímulos que recibe. Es por ello que si una estructura es sobre-estimulada, tenderá a aumentar su función para poder soportar aquellas cargas a las que es sometida. Por el contrario, si una estructura recibe pocos estímulos, también se produce una adaptación, en este caso opuesta a la anterior: tenderá a disminuir su actividad y por tanto su función. Si esto está automatizado (patrón motor erróneo), el riesgo de padecer descompensaciones es mayor. Por lo tanto, una cadena cinética o patrón motor erróneo favorecerá este desequilibrio de fuerzas. Así que… utiliza todas las estructuras o “piérdelas”!! (Si quieres saber más sobre la importancia del movimiento, no dejes de leer la entrada de Raúl Gil «Somos Movimiento«

Hombro mal centrado fidias

Según Alana Kobasova el aumento en la sección transversal de un músculo (en referencia al movimiento, a su eficacia y eficiencia, y en una situación de teórico equilibrio muscular) es signo de disfunción de una estructura. Es decir, en situaciones en las que hay un desequilibrio entre las secciones transversales de músculos que actúan sobre una misma articulación, es posible que haya un desequilibrio que propicia a unos músculos a sobresolicitarse más que otros y por lo tanto, un aumento significativo en el riesgo de lesión.

¿Qué nos lleva a una situación de desequilibrio o a una articulación no centrada?

Son muchos los factores que influyen en estos desequilibrios. En la actualidad, la forma de vida (sedentarismo), de trabajo (muchas horas sentado frente al ordenador), de ocio (cada vez menos activo o de menor implicación motriz), los movimientos erróneos repetitivos, etc. hacen que los músculos que actúan sobre las articulaciones se descompensen (que adquieran mucho tono o que no alcancen un nivel óptimo de contracción), descentrando nuestras articulaciones y provocando una pérdida de eficacia (rendimiento) y eficiencia (aumentando el riesgo de daño estructural o de función).

 

¿Por qué queremos tener las articulaciones centradas?

Son tres los argumentos principales por los que una articulación ha de estar centrada:

En primer lugar, las articulaciones centradas tienen una mayor opción de movimiento. Si una articulación parte desde una posición descentrada, el recorrido que tiene que hacer hasta llegar a un punto concreto se verá comprometido, además de que la eficiencia muscular y la transmisión de fuerzas será de peor calidad.

En segundo lugar, las articulaciones neutras absorben mejor las cargas y transmiten mejor las fuerzas: a mayor superficie de contacto (recordemos que la articulación centrada era aquella con mayor contacto óseo entre los dos huesos que la componían) menor fuerza tienen que soportar cada uno de los puntos de contacto. Así, cuando una rodilla amortigua un impacto lo ideal es que la articulación se encuentre en zona neutra para que haya una correcta distribución de la carga y que todos los músculos repartan de manera adecuada los esfuerzos por mantenerla en esa posición óptima.

En tercer lugar, una articulación no centrada supone un estrés añadido, no solo a las estructuras propias de la articulación, sino al sistema nervioso central.

Por lo tanto, se hace fundamental este equilibrio en las fuerzas que actúan sobre las estructuras óseas. Cuando se producen las descompensaciones en dichas fuerzas, y por consiguiente un déficit de tensión en unos músculos y un exceso de tensión en los opuestos, se produce un desplazamiento de la posición óptima de la articulación. De esta forma, la articulación y todo lo que la sustenta y actúa sobre ella tienen que hacer frente a diferentes tensiones, e incluso funciones, para las que no están preparadas, provocando finalmente alteraciones en el movimiento como resultado final.

Como consecuencia final de todo esto, tenemos una estructura que se va debilitando, que va sufriendo y que finalmente termina deteriorándose.

Lesiones como las tendinitis, condropatías, discinesis, tendinosis, pinzamientos, bursitis, sobrecargas musculares, etc. pueden tener su origen en un mal alineamiento causado por las descompensaciones musculares, que afectan en última instancia al movimiento resultante final.

 

http://evophysicaltherapy.com/tips-and-suggestions/dynamic-neuromuscular-stability-and-joint-centration/

http://studentofmovement.ca/2012/11/09/4-thoughts-from-weingroffs-joint-centration/

Seguiremos hablando de esto en futuras entradas

Un saludo

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4 Comentarios

  • […] facilite mantener el equilibrio… Tengo que pensarlo (No dejes de leer el artículo completo en este enlace). Lo que esta claro es que si tu objetivo es trabajar la fuerza, no hagas como el de la foto y te […]

  • […] Los tres puntos de apoyo del pie delimitan un triángulo donde debe caer la línea de fuerza de la pierna. Para ello, el tobillo es la articulación que permite asociar la plasticidad del pie con la potencia de los huesos de la pierna asegurando la transmisión de fuerzas ejercidas .Una forma normal de la planta del pie (articulación centrada) condiciona su correcta adaptación al suelo y es el resultado de un equilibrio entre las fuerzas propias a cada uno de estos tres lados. (Si queréis saber más sobre articulación centrada os recomiendo: post: http://movementtrainers.com/2015/02/la-articulacion-centrada/ ) […]

  • […] en dicha acción actúan dentro de su rango más favorable de tensión.(os animo a  que leáis la entrada de mi compañero Lucas sobre este tema); Una buena estabilización dinámica y control corporal, […]

  • […] rotador posterior14,41. Es lógico pensar que cualquier afectación del manguito va a impedir mantener la articulación siempre centrada, lo que va a afectar a la información propioceptiva y consecuentemente puede provocar disquinesia. […]

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