[vc_row][vc_column][vc_custom_heading text=»Fibromialgia. Efectos de la educación en neurociencia del dolor.» font_container=»tag:p|font_size:30|text_align:left|color:%231e1e1e» google_fonts=»font_family:Open%20Sans%3A300%2C300italic%2Cregular%2Citalic%2C600%2C600italic%2C700%2C700italic%2C800%2C800italic|font_style:600%20bold%20italic%3A600%3Aitalic»][ultimate_spacer height=»30″ height_on_tabs=»15″ height_on_tabs_portrait=»15″ height_on_mob_landscape=»15″ height_on_mob=»15″][vc_column_text]
La fibromialgia es un síndrome de sensibilización central caracterizado por un dolor generalizado y persistente acompañado de síntomas como la fatiga, alteraciones sensitivas, cognitivas y de sueño, entre otras. Según el Colegio Americano de Reumatología, los criterios diagnósticos son: un número de áreas de dolor igual o superior a 7 (WPI: Widespread Pain Index), un valor de 5 o mayor en la escala de gravedad de los síntomas (SS: Symptom Severity Score) o un WPI entre 3 y 6 acompañado de un SS igual o superior a 9. Además, estas personas no deben presentar otra patología que pudiese explicar el dolor y estos síntomas deben persistir a un nivel similar durante, al menos, 3 meses.
Actualmente no existe ningún tratamiento específico. La farmacología no parece que ayude mucho y entre los más prometedores se encuentran el ejercicio físico y la terapia cognitiva conductual. Por su parte, la Educación en Neurociencia del Dolor se está posicionando cada vez mejor como una estrategia de garantía de cara a la mejora de la sintomatología y la calidad de vida en personas con dolor persistente. Un nuevo artículo así lo corrobora tras mostrar efectos muy positivos en 85 personas con fibromialgia.
Las sesiones educativas —que tenían una duración de 2 horas cada una—se realizaron en grupo y fueron impartidas por 2 médicos de familia. Los participantes recibieron 5 clases consecutivas durante la primera semana del estudio y otra más, de repaso, un mes después de finalizar la quinta. Los contenidos escogidos fueron aquellos que ayudaban a explicar “la nueva reconceptualización del dolor, en la que la experiencia dolorosa no está relacionada con el estado de los tejidos sino con el procesamiento de la información nociceptiva y con la evaluación cerebral de peligro para el organismo, así como con el papel de las creencias, del entorno cultural, del aprendizaje y de la información de expertos”… “en cada sesión a los participantes se les enseñó a realizar movimientos para trabajar la consciencia corporal y la atención, y así prepararse para realizar las actividades de la vida diaria. También se daba por escrito un resumen de la sesión y lecturas para casa”.
Antes de comenzar las sesiones, al mes, así como a los 6 y 12 meses se evaluaron los cambios que experimentaban en el índice WPI, en la escala SS y en el cuestionario FIQ. Este último permite evaluar el impacto de la fibromialgia sobre la capacidad funcional y el estado anímico en la última semana.
Una vez finalizado el período intervención, todas las variables que se analizaron mejoraron significativamente. Mejora que se mantuvo hasta 12 meses después de la quinta sesión educativa. En el cuestionario FIQ, desde la visita inicial a la última, 60 y 39 de los personas tuvieron una reducción ≥20% y ≥50%, respectivamente. En este cuestionario se estable una puntuación inferior a 39 como el punto de corte a partir del cual se considera que el impacto de la fibromialgia no es grave; al inicio del estudio eran solo 6 personas las que se encontraban por debajo de este valor, al final del período de seguimiento se les habían sumado 45 más. A su vez, se encontró que al finalizar la quinta sesión educativa eran 44 las personas que ya no cumplían los criterios de fibromialgia establecidos por el Colegio Americano de Reumatología. A los 6 meses eran 47 y a los 12 meses 56.
En anteriores entradas ya vimos que la educación en el dolor tiene muy buenos resultados en personas con dolor persistente (ver aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí, aquí y aquí) y dolor agudo (ver aquí y aquí) y que cuando las terapias físicas se realizan en combinación de sesiones de educación en neurofisiología del dolor los efectos positivos sobre el dolor y la inhabilitación son mayores que cuando se realizan de manera aislada (ver aquí). Tan bueno están siendo los resultados que se se están consiguiendo que se considera una de las acciones fundamentales para tratar con una persona con dolor musculoesquelético, independientemente de la región corporal (ver aquí), y aparece entre las recomendaciones de diferente guías clínicas de calidad (ver aquí). Para nosotros, es una de las claves para combatir el dolor (ver aquí), aunque no podemos olvidar que esta educación no puede hacerse cualquier manera; existen ciertos requisitos (ver aquí, aquí, aquí, aquí y aquí). En Australia hace tiempo que se creó un movimiento para revolucionar la forma en la que hablamos y tratamos el dolor persistente (ver aquí). Parece que ya está llegando a nuestro país.
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