Hola de nuevo!
Cómo veis me ha dado en las últimas entradas por hablar sobre la amistad… Es broma! Todavía aguanto sin descargar en el blog mis pequeñas neuras! En fin… hoy quería seguir hablando sobre algunas cosas pendientes que quedaron en la última entrada.
¿Estructura O Función?
En muchas de las formaciones que hago, planteo a los los alumnos la siguiente pregunta…
¿Qué viene antes, la estructura o la función?…
Es decir, en un proceso de entrenamiento,¿a qué debemos darle prioridad en las primeras fases, al desarrollo de una estructura que nos permita realizar más tarde introducir funciones sin temor a lesionarnos, o intentar potenciar directamente la función sin tener tan en cuenta la estructura que la sostiene?. Complicado!
Las respuestas suelen ser de lo más diversas. Muchos de los alumnos sostienen que realizar funciones complejas sin tener una estructura equilibrada y protectora puede ser peligroso… Y tienen razón!
Otros en cambio afirman que si desarrollamos la estructura de manera analítica, la función se ve deteriorada por, precisamente, la falta de integración y coordinación de las distintas estructuras que desarrollamos… Y también tienen razón!!
Yo, como «vendedor» de funcionalismo suelo poner el siguiente ejemplo: olvidémonos por un momento de que somos entrenadores, y pensemos que somos un arquitecto al que han encomendado la construcción de un parking…
¿Qué es más importante, la estructura del parking, o la función? En este caso, sin duda, La Función de ese parking concreto, al menos en primer termino. Si es un parking para camiones, la estructura (su construcción) será específica: tendrá una entrada más grande, las plazas de aparcamiento serán del tamaño de los vehículos que va a almacenar, etc. En cambio, si es para motos, su estructura (construcción) deberá ser distinta, modificando por ejemplo, el espacio de cada plaza.
Por decirlo de alguna manera, su estructura dependerá absolutamente de la función para la que se haya creado.
¿Y qué pasa con el ser humano?
Como entrenadores, tenemos una gran ventaja respecto a los arquitectos: Los procesos adaptativos de un sistema dinámico como el cuerpo humano. Por ejemplo, una persona sedentaria a la que se le prescribe hacer ejercicio cardiovascular durante una hora al día, es inconscientemente, sometido a un cambio en su estructura. Mejorará en aspectos como la capilarización, parametros de salud, sus músculos se harán progresivamente más fuertes y resistentes, etc.
Resumiendo: Un cuerpo a que se le somete a funciones distintas, se adapta a esas nuevas funciones, modificando su estructura.
¡Función y Estructura!
Giremos un poco más la tuerca: ¿qué diferencia hay entre entrenar la función o la estructura? Los últimos años, con estas tendencias fundamentalistas que suelen gobernar nuestro mundo profesional, se ha vendido el entrenamiento funcional como ejercicios globales, realizados en cadenas, con implicación del core, etc, etc. y que si no se hacía así, ya no era funcional… y si no era funcional, era malo… en fin!!
¿Acaso una flexión de codo (ejercicio analítico) realizada potenciando la fase excéntrica no mejora la función del codo? ¿no le permite ejercer mejor las tensiones o tener más posibilidades de escapar de una tendinosis?.
Al fin y al cabo, en ese movimiento «analítico», lo que estamos haciendo es provocar que esa articulación realice una Función (flexoextensión con fase excéntrica acentuada) que modifique su estructura, por muy analítico que sea el ejercicio.
Quizás otro ejemplo aclaratorio de lo que pretendo trasmitir sea un ejercicio para mejorar la curvatura de la columna dorsal: aproximación escapular en decúbito prono.
Este ejercicio, considerado analítico, se basa en que los músculos de la espalda y del pectoral trabajen en ángulos poco habituales para ellos.
Los de la espalda (aproximadores escapulares) en acortamiento máximo y, por ser sus antagonistas, los músculos anteriores estabilizan en extensión. La Adaptación que provoca (según la Ley de Borelli-Fick) es que los músculos posteriores reduzcan su longitud en cierta medida (por trabajar en acortamiento) y que los anteriores se alarguen, provocando que la hipercifosis dorsal se vea aliviada y disminuida por un equilibrio entre las tensiones anteroposteriores que progresivamente se ven compensadas.
¿Nos hace más funcionales este ejercicio analítico?
¡Por supuesto! Una reducción de la cifosis dorsal, aparte de todas las consecuencias en la reducción de lesiones con origen en el raquis, nos permitirá, por ejemplo, tener una mayor movilidad en los hombros, porque generalmente, una hipercifosis lleva asociada una anteversión del los hombros que limita en gran medida sus funciones.
Conclusiones
Para concluir y no aburriros mucho más (al menos hasta la siguiente entrada), cada día entiendo más el entrenamiento como un proceso que a través de movimientos y su control, estimulamos los procesos adaptativos del cuerpo como sistema dinámico y cambiante. Si esos movimientos son los correctos y en la dosis adecuada, nuestras funciones globales mejoran, pero en ningún momento del proceso se podrá entrenar la estructura «en si misma», sino que está estará siempre supeditada a los movimientos que hagamos y siempre se verá afectada por estos.
Durante mucho tiempo hemos alejado a estos 2 inseparables amigos y entrenábamos nuestra estructura o nuestra función como elementos separados sin visualizar que eran exactamente lo mismo: movimientos que provocaban adaptaciones.
Entrenamos a través de movimientos y funciones y a través de ellos modificamos nuestra estructura, haciéndola eficiente, protectora y eficaz.
Nuestra labor como entrenadores consistirá en encontrar para cada persona aquellos movimientos y las dosis de estos que mejoren su función individual, asegurando los procesos adaptativos y como consecuencia de esto, modifiquen su estructura convirtiéndola en el armazón perfecto para esas funciones.
Un saludo!