Hola a todos!
Hoy, nueva sección…»Meditando sobre Entrenamiento». Es coña (no os asustéis). Simplemente quería plantearos una reflexión que creo interesante (al menos para un tio un poco friki en esto de la búsqueda de la salud a través del movimiento como yo…).
Hace un tiempo escuché un curioso programa que hablaba sobre la alimentación y la nutrición en la actualidad y la comparaba con la alimentación que llevábamos hace 2000 años …
Yo, que soy un consumidor habitual de coca-cola observé con miedo que, por hacer una comparativa clara, necesitaría comer alrededor de 10 kg de manzanas para ingerir la misma cantidad de azúcar que contiene una lata de coca-cola. 3 latas (mi consumo medio), 30 kilos de manzanas…
En los «albores de la humanidad» (siempre me ha encantado esta expresión), éramos recolectores, cazadores, granjeros, ganaderos, guerreros, etc., y nuestra disposición genética y estructura corporal está diseñada para alimentarnos de esa manera…y con esos alimentos. En los últimos 10000 años, el ser humano apenas ha tenido evolución en cuanto a su «constitución estructural» y sus genes, pero «culturalmente» los cambios han sido brutales, en especial los últimos 300 años.
Hoy en día, sin apenas esfuerzo (el gasto calórico de abrir la nevera es mínimo) podemos tener al alcance de nuestra mano, miles y miles de calorías que antes nos habrían costado días enteros subiéndonos a los árboles y cientos de carreras detrás de ciervos con nuestras lanzas y piedras.
Por decirlo de otra manera…hemos anulado el consumo calórico destinado a la adquisición de calorías y el balance provoca no solo que el número de obesos aumente exponencialmente en las últimas décadas sino que los problemas y enfermedades derivadas de la falta de movimiento también se multipliquen.
Por eso hablo de un enfrentamiento entre «Estructura y Cultura»… estando diseñados para subirnos a los árboles para coger manzanas y perseguir a los ciervos para conseguir carne, lo que hacemos es trabajar 10 horas sentados (más varias delante del ordenador, tele, consola…) e ir al supermecado en coche para comprar coca-cola. ¡Estamos apañados!
Algunos seres humanos han intentado poner «cierto remedio» a esto acudiendo a centros deportivos para aplacar esta falta de movimiento. El problema es que la mayoría siguen haciendo los ejercicios sin grandes dosis de implicación muscular global. Nos sentamos (otra vez…) en una máquina guiada y hacemos unas cuantas repeticiones que implican una relativamente pequeña cantidad de músculos. Sin duda, esto no puede ser la solución del problema.
Si estamos hechos para caminar, correr, saltar, subirnos a los árboles, pelear con la tribu vecina para conseguir alimentos, etc. ¿porqué no intentamos reducir los riesgos de esta falta de movimiento intentando imitar este tipo de entrenamientos en nuestros centros deportivos? Son los movimientos para los que estamos diseñados y desviarnos de ese camino hemos comprobado que puede resultar peligroso (obesidad, lesiones, falta de movilidad en articulaciones, falta de rendimiento, stress…).
Por eso, propongo que aquellas personas que nos dedicamos como trabajo a la búsqueda de la salud (y aquellos que la buscan para ellos mismos) intentemos revertir este proceso buscando métodos de entrenamiento que nos permitan pagar esa deuda de movimiento que tenemos contraída con nuestra «estructura» por habernos rendido ante esta «cultura» tan perjudicial para nosotros mismos.
Igual que todos tenemos claro que un niño debe realizar multitud de ejercicios globales relacionados con el movimiento (correr, trepar, saltar…¡jugar!) que le desarrollen programas motores diversos (ningún niño se lo podría pasar bien en una máquina guiada, salvo si le animamos a romperla…) y una constitución y capacidad motriz elevada y fuerte (lo que comúnmente hemos llamado Educación Física), ¿porqué no intentamos hacer lo mismo con los adultos e intentamos alargar la Educación Física hasta dónde sea posible?
En este combate que se avecina, yo estaré en el bando de la estructura luchando contra la malvada cultura que ha reprimido nuestros instintos primarios de movimiento… si alguien se quiere unir a la lucha, ¡está invitado!
¡Un saludo!