Ya hemos visto que el complejo del hombro es un sistema dinámico y complejo, pero no podemos olvidar que forma parte de un sistema superior, la persona, que es quien lo “pilota”, relacionándose con el entorno, aprendiendo y adaptándose a él. Es evidente que la forma de “pilotar” el hombro va a determinar en gran medida las adaptaciones que se producen en él.
¿Cómo se pilota el hombro?
Una acción (conducta) es producto de un proceso guiado por la coordinación dinámica entre un sistema y su entorno, partiendo de múltiples posibilidades de acción (affordances) a partir de las cuales emerge la conducta motora como una solución contingente y transitoria para una tarea o problema a resolver.
Las posibilidades de acción dependen del entorno y de las capacidades del sistema: rangos de movimiento, niveles de fuerza, capacidad coordinativa, capacidad de interpretar la información del entorno.
En entornos variables y especialmente en tareas complejas parte del éxito radica en la capacidad de percibir la información del entorno y de las posibilidades del sistema, emergiendo las respuestas más eficaces y eficientes.
En una valoración inicial, es fundamental obtener información acerca del “piloto del hombro”, ya sea con una conversación inicial, con cuestionarios, mediante la observación. La dividiremos en dos preguntas básicas: ¿Qué hace? y ¿Qué piensa?
¿Qué hace?, ¿Qué hacía?, ¿Qué quiere hacer en el futuro?
Queremos saber a qué se dedica esa persona y “su hombro”, debemos poder contar en tres líneas su historia. Con una información general normalmente es fácil intuir si un hombro sufre sobreuso o falta de actividad.
Es vital saber a qué tareas repetitivas o posturas mantenidas se enfrenta un hombro. Algunas actividades profesionales o deportes en los que se repiten determinados movimientos presentan con mayor prevalencia unas lesiones o dolores concretos por encima del resto, (síndrome subacromial en peluqueros, impingement subcoracoideo en tenistas, síndrome del infraespinoso en jugadores de voleibol, …). Las alteraciones de los tejidos blandos inducidas por los movimientos repetitivos o las posturas sostenidas pueden causar que una articulación presente una vulnerabilidad frente al movimiento en una dirección anatómica específica.
Además trataremos de obtener información acerca de los hábitos de vida relacionados con la alimentación, el descanso o los cuidados físicos.
Pero debemos mirar hacia el futuro y preguntarnos qué propósitos tiene para su hombro. No es lo mismo si quiere jugar al pádel, si solo quiere poder ordenar su casa sin dolor de hombro, o si quiere ser lanzadora de jabalina en los próximos Juegos Olímpicos. Necesitamos imperiosamente conocer hacia dónde quiere dirigir este piloto su hombro, ya que debemos prepararlo para que pueda responder adecuadamente a las exigencias específicas a las que va a ser sometido.
¿Qué piensa?
Nuestros valores, miedos, creencias, pueden condicionar cualquier output cerebral, ya sea un movimiento, la percepción del dolor, etc. Es fundamental saber cuáles son sus creencias, ya que pertenecen a escalas temporales que varían muy lentamente y que pueden ser constantes durante largos periodos pudiendo influir sobre otras escalas temporales que suelen variar más rápido: estrategias, objetivos, affordances,…
En personas con lesiones y/o dolor de hombro necesitamos conocer sus pensamientos y creencias acerca de por qué le duele y cómo piensa que puede recuperarse. Existen cuestionarios sobre kinesiofobia, autoeficacia, catastrofismo, optimismo, ansiedad, depresión, etc. Hablamos de variables psicosociales que han demostrado incidir positiva o negativamente sobre el dolor y recuperación de lesiones. Nuestra experiencia es que no es necesario ni cómodo cumplimentar cuestionarios de forma generalizada, pero será especialmente útil para la persona que realiza la valoración estar familiarizado con ellos ya que ayuda a detectar con mayor precisión la información relevante.
En una entrada anterior el poder que la mente en el dolor de hombro, vimos que las emociones, creencias y pensamientos influyen sobre el comportamiento de una persona, modulando el dolor, pero también puede tener un impacto en el “desacondicionamiento” de los tejidos, ya que puede provocar una reducción de movimientos y actividades (kinesiofobia) que disminuye el estrés necesario para que los tejidos se encuentren sanos. También podemos encontrar personas que no prestan atención al sistema de alarma que es el dolor y continúan entrenando o compitiendo a pesar de los “avisos” que recibe. Muchos de estos desajustes parten de creencias erróneas que debemos descubrir para trabajar sobre ellas.
Algunas de las características o estados psicológicos o psicosociales que podemos observar o conocer en una persona los resumo en el siguiente cuadro:
Kinesiofobia | Kamikaze |
Estrés | Relax |
Se percibe sin recursos | Autoeficacia |
Catastrofista | Optimista |
Depresivo | Feliz |
Hay muchas cosas que queremos conocer en el hombro, y que vamos a ver en los siguientes capítulos, pero había que empezar por la más importante: EL PILOTO.