Es cierto que la artrosis es un proceso degenerativo. Se trata de una patología peligrosa porque puede llegar a condicionar completamente nuestra vida (Leer “Artrosis de cadera dijo la vidente”). Y empieza a ser realmente peligrosa cuando nos diagnostican por primera vez esa patología y nos dicen eso de “el cartílago no se regenera”, Si asumimos esa afirmación y además nuestro cerebro entiende que el dolor es proporcional al daño en los tejidos, HABREMOS PERDIDO LA GUERRA A LA ARTROSIS. La negatividad entre la población artrósica sobre su dolencia es altísima…… Piensan que es eterna y están convencidos de que no deben moverse, que cuanto más desgasten su cartílago menos tiempo de vida articular le quedará. Hablamos de kinesiofobia y del ciclo del dolor (Leer: ¿el dolor crónico es eterno?).
Desde un punto de vista más biológico y estructural, podemos afirmar que el tejido cartilaginoso no se recupera, y la artrosis es un proceso crónico que no mejora, lo normal es que vaya empeorando.
Artrosis de cadera
Si entendemos esta patología desde un punto de vista más global en la que el dolor y la función son los aspectos fundamentales, entonces podemos afirmar convencidos que los procesos artrósicos pueden mejorar, la ciencia lo ha demostrado (Vistos mediante el cuestionario WOMAC específico para personas con artrosis). Butler y Mosley explican en su libro “Explain Pain” que existen tres estrategias para mejorar el dolor: Fármacos, Comprensión del dolor y El Movimiento.
Ha sido ampliamente demostrado en una revisión sistemática24, que tanto el ejercicio físico como la terapia manual son efectivos en la reducción del dolor y mejora de la funcionalidad de la cadera artrósica en tareas como la marcha. También han sido objetivo de tratamiento la analgesia (mediante calor, hielo, fármacos, …) y la pérdida de peso (En un estudio realizado en Brasil con personas con obesidad mórbida y una media de edad de 41 años, el 63.1% presentaba síntomas de artrosis de rodilla, mientras que el 40.8% artrosis de cadera23.
Recomendaciones generales de actividad física son: Ejercicios de Fuerza, movilidad y entrenamiento aeróbico6. ¿Pero qué actividad ha demostrado la ciencia ser más beneficiosa para esta patología concreta?
Se ha demostrado “In vivo” que pedalear sobre una bicicleta tiene menor impacto sobre la articulación de la cadera que otras actividades8. El movimiento pasivo continuo es favorable en el proceso de reparación a diferencia de la inmovilización, la cual es desfavorable; la movilización de líquido sinovial permite la nutrición del tejido reparativo. Pedalear a «baja intensidad» es muy parecido a hacer un movimiento pasivo debido a la ausencia de impactos y a la baja carga muscular. Suelen ser recomendaciones habituales aumentar la cadencia y disminuir todo lo posibles los watios.
Por otro lado se ha comprobado que 4 meses de marcha nórdica produjo mayores mejoras en funcionalidad que un programa de fortalecimiento de la musculatura de la cadera3.
En el caso de artrosis de rodilla se ha comprobado en un metaanálisis10 que incluía 15 estudios, que correr para personas que ya han corrido anteriormente no empeoraba los síntomas y además reducía las probabilidades de cirugía. Además entre corredores recreacionales sólo el 3,5% desarrolló artrosis de cadera o rodilla, mientras que los sedentarios el 10,2% y los corredores que competían 13,3%1.
Igual que se ha relacionado la artrosis de rodilla a la debilidad del cuádriceps, se ha asociado la artrosis de cadera a la debilidad de la musculatura estabilizadora de la cadera27, y los músculos que mejor controlan la movilidad accesoria van a ser los glúteos, pelvitrocantéreos (la pandilla del piramidal), aductores cortos y psoas ilíaco (Los músculos que se insertan más cerca del centro de giro de la articulación).
Si la dosis de la carga de entrenamiento es un parámetro normalmente importante, en el caso del cartílago articular, esta importantancia se maximiza, debido al mecanismo que usa el cartílago para nutrirse. Es un tejido avascular, aneural y alinfático. Recibe nutrientes y oxígeno por difusión desde el líquido sinovial. Su reparación, a diferencia del tejido óseo, está limitada por la falta de irrigación y por la falta de células indiferenciadas que puedan migrar a los sitios de lesión. Las lesiones superficiales a la línea de calcificación (tidemark) generalmente no reparan. Los condrocitos proliferan cerca del sitio de la lesión y sintetizan nueva matriz, sin embargo no son capaces de migrar ni reparar la lesión. Las lesiones profundas a la capa de calcificación estimulan al hueso subcondral para la formación de fibrocartílago a partir de células indiferenciadas mesenquimáticas multipotenciales. El fibrocartílago que repara la lesión no presenta la misma estructura, composición ni propiedades mecánicas del cartílago articular original por lo que su resistencia frente a la carga es menor.
En la Guerra a la artrosis parece lógico proponer un tratamiento multidisciplinar: médico, fisioterapeuta y entrenador tendrán que aportar lo mejor dentro de sus ámbitos competenciales. Si nos centramos en la parte de entrenamiento se deberán incluir ejercicios de movilidad, fuerza de la musculatura que controla la movilidad accesoria y ejercicio aeróbico (hemos visto que la marcha nórdica especialmente en la población con menor funcionalidad). Pero la indicación número uno va a ser decirle a esa cadera querida que la artrosis no va a poder con ella, que fue diseñada para moverse, y que en la guerra contra la artrosis sólo existe una opción LA VICTORIA.
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