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Aplicación de calor. Actualización de sus efectos sobre estructura y función

Aplicación de calor y adaptaciones de entrenamiento de resistencia

Tanto en modelos animales como en humanos, existen estudios que han encontrado que la aplicación de calor después del ejercicio (en formato sauna o inmersión), en comparación con una condición control, provoca adaptaciones mitocondriales positivas, aumenta el volumen plasmático y aumenta el rendimiento (ej. tiempo hasta agotamiento). 

En su nueva revisión, Hylgahl R y Peake JM comentan que hasta la fecha son muy pocos los estudios que se han realizado para comprobar los efectos de la aplicación de calor antes o después del ejercicio de resistencia; sin embargo, los resultados de las pocas investigaciones existentes muestran que podría ser beneficioso de cara a conseguir un mejores adaptaciones celulares y moleculares y un mayor rendimiento. Dicho esto, para sacar conclusiones claras son necesarios más estudios.

Aplicación de calor y adaptaciones de entrenamiento de fuerza

Ya vimos que la aplicación de calor parece facilitar,entre otras cosas, la migración de macrófagos zonas dañadas, la expresión de IGF-1 y la activación de células satélite; lo que facilita una regeneración de tejidos más temprana (ver aquí). Asimismo, hemos visto que el aumento de temperatura provocado con terapia de calor parece favorece también mayor resíntesis de glucógeno (ver aquí); lo que puede ayudarnos a recuperarnos después de una sesión intensa de entrenamiento (ver aquí). 

Pero los beneficios del calor podrían no quedarse ahí. Un estudio realizado con ratas encontró que cuando a estas se les trataba con calor tras un ejercicio excéntrico los índices de daño muscular eran menores y la concentración de proteínas mayor. A su vez, otro —este ya con humanos— encontró que la aplicación de calor antes de realizar un entrenamiento fuerza suponía, frente a una situación control, un mayor aumento de masa muscular y de 1RM. Otro estudio, en el que el calor se aplicó después de entrenar, no encontró diferencias entre un grupo control y un grupo que recibió terapia de calor. 

Hylgahl R y Peake JM concluyen que, “aunque los resultados de algunos estudios son prometedores, los datos limitados, en particular sobre los resultados a largo plazo de la hipertrofia o la mejora de la fuerza, dificultan sacar conclusiones sólidas sobre cómo las aplicaciones de calor aplicadas antes o después del ejercicio afectan las adaptaciones provocadas por el entrenamiento de fuerza”

Aplicación de calor sin la realización de ejercicio 

En una entrada anterior presentamos un artículo que mostraba que la terapia de calor local puede provocar cambios significativos en la morfología y función de los músculos esqueléticos. De esta manera, tras 8 semanas se incrementaron las cantidades de eNOS y se mejoró y/o impidió la reducción temporal en diferentes índices de capilarización del músculo. Por su parte, otros estudios (pero no todos) mostraron que la aplicación regular de calor puede ser una estrategia adecuada para estimular marcadores de biogénesis mitocondrial. 

En ese mismo artículo veíamos que, además de las mejoras en la capilarización, con la aplicación regular de calor también se logró un aumento en los niveles de fuerza. Por el contrario, el área de sección transversal de las miofibrillas del vasto lateral no se vio afectado por el calor. Otro estudios encontraron mejoras modestas tanto en la fuerza como en la masa muscular. 

A la vista de los resultados arrojado por estudios con animales y humanos, Hylgahl R y Peake JM concluyen que: 

“En general, las aplicaciones de calor son prometedoras para mejorar la función mitocondrial del músculo esquelético y mejorar la red microvascular. Sin embargo, todavía tenemos muy pocos datos sobre las modalidades óptimas y la duración/intensidad de las aplicaciones de calor para estimular la adaptación muscular. Y lo que es más importante, en este momento no está claro si las adaptaciones resultantes de las aplicaciones de calor se traducen en un mejor rendimiento del ejercicio ”

“Aunque la hipertrofia parece limitada con las aplicaciones de calor, un número creciente de estudios tanto en animales como en humanos han demostrado que puede proteger contra la pérdida de masa muscular debido al desuso o denervación de las extremidades. Por lo tanto, aunque no es un factor de estrés lo suficientemente fuerte como para inducir el crecimiento de forma independiente, el calor pasivo puede tener utilidad como una contramedida para el desacondicionamiento y la degeneración muscular «.

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